Todos sentimos enfado en (muchos) momentos de nuestra vida. Sobre todo dadas las frustraciones que cada día la vida presenta.
Socialmente las personas que se muestran enfadadas parecen estar mal vistas. Sin embargo, enfadarnos tiene un valor fundamental cuando nos acerca a estos valores básicos:
1. Permanecer vivos
2. Vivir con una cantidad aceptable de placer y una mínima de dolor (hay más de lo bueno que de lo malo)
3. Relacionarnos satisfactoriamente con un grupo social (familiar, amistad, laboral…). Apeguémonos por favor!!
4. Tener relaciones íntimas agradables con una persona o unos pocos individuos «bien» seleccionados (¡elige bien!)
Y 5. … Luego están otras metas o submetas, fantásticas e importantísimas (aficiones, ocio, preferencias musicales, etc…)
Así que, considerando que las personas asumimos estos valores básicos y fundamentales es, totalmente, legítimo que cualquier pensamiento, emoción y/o acción que ayude o fomente tales metas mencionadas sea saludable y satisfactorio.
Esto incluye al enfado, como sentimiento, cuando contribuye a fomentar dichos valores y metas elementales. Sin embargo, cuando dicho enfado provoca una reacción contraria, es decir que bloquee, impida o limite estas metas, será considerado, con mayor probabilidad, como perjudicial o dañino.
Esta es la diferencia entre el enfado saludable del que no lo es
* Ni lo uno ni lo otro se ofrecen de forma absoluta, sino más bien en términos de probabilidades.
La forma de expresión es distinta y la diferencia, entre el enfado saludable del que no lo es, radica principalmente en una comunicación expresiva, honesta y asertiva frente (vs.) a una comunicación agresiva o pasivo agresiva repleta de demandas, «deberías», exigencias, generalizaciones, polarizaciones «todo o nada», sentimientos de culpabilidad… Cuyo resultado dará lugar conductas que nos alejen de tales metas básicas y satisfactorias interfiriendo, basicamente, en nuestras relaciones ínter e intrapersonales.
¿A qué responde nuestro enfado?
¿A carencias y demandas?
o .. ¿A necesidades y metas satisfactorias?
Utilizar el enfado como una forma de expresión adecuada no es una causa perdida sino más bien una cuestión de sentido común.
Así que el enfado es tan inevitable como aceptable cuando nos expresamos honesta y «creativamente».
De otra forma, andaremos perdidos entre la culpabilidad, el miedo a perder relaciones y la rabia por sentir rabia.
Utilicemos tal expresión como una forma de acercarnos a las personas, en vez de alejarnos. Seamos libres de expresar nuestros enfados y frustraciones como una oportunidad para restaurar relaciones, en vez de provocar, con mayor probabilidad, rupturas que no deseamos. Incluso con la persona más importante de tu vida, … la relación contigo misma/ mismo.
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Psicología y Educación Social
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