Muchas parejas, en consulta, tienen ideas sobre cómo debería ser su relación. Algunas personas quisieran ser más activas, involucrarse en experiencias deportivas, aficiones comunes, viajes…, compartiendo,  en común, cada una de estas vivencias motivantes. Otras prefieren que su relación sea un remanso de tranquilidad, un cielo de paz con el que puedan escapar al final de un día insoportable y duro. En definitiva, existen muchas formas posibles sobre qué debería, o no, tener una buena, sana y aceptable relación de pareja.

Partiendo de lo que deseamos en una relación «buscamos»  una pareja que parece, o al menos eso esperamos, compartir nuestra vida y nos ilusione con ello (ilusión, esperanza, idealización….)

Sin embargo, olvidamos que el mundo, y nosotros con él, va cambiando constantemente, ¿qué quiere decir esto?, pues, sencillamente, que de lo que buscamos a lo que finalmente encontramos puede llegar a ser muy decepcionante porque… cada uno y una tiene su forma particular de ser y actuar, porque cada una y una ha tenido una educación distinta y porque cada uno y uno tiene una visión de la vida, a partir de sus propias vivencias,  diferente (ideas, manías, mantras, creencias, valores, ….)

Nada es permanente excepto el cambio Heráclito 

Por esto, podemos luchar contra corriente, es decir, contra los cambios existentes a nuestro alrededor, incluidos el cambiar a nuestra pareja, o podemos, de forma más flexible, aceptarlos. Esto no significa resignarnos de forma sumisa y abnegada sino más bien de forma comprometida utilizando una estrategia, esta vez, distinta a la habitual, con todo el esfuerzo y sufrimiento, como parte de un bien vivir, que implica este proceso de aceptación flexible.

Existen algunas alternativas para ello siempre que lo que pretendas sea conseguir un acercamiento de forma cariñosa y sana hacia tu  pareja (me refiero a las parejas cuyos valores estén basados, siempre,  en el respeto y el cariño,  teniendo como objetivo reactivar y mejorar la relación.  Si no es bajo esta premisa lo mejor, para vuestro propio bien y salud, es dejarla):

Alternativas nuevas

  • Dejar de poner energía innecesaria en cambiar a tu pareja:

Entiendo que es muy doloroso tolerar una situación o conducta de tu pareja y que te gustaría que fuese distinta…. Pero, si te das cuenta, por mucho que lo intentes (quejándote, reprendiendo, diciendo a tu pareja lo que hace o deja de hacer, la indiferencia, silencios castigadores…) NADA, desde estos juicios y críticas,  va a conseguir que tu pareja cambie. Conclusión esta estrategia está dejándote sin energía y los esfuerzos son innecesarios e inútiles.

Ese esfuerzo tendrá que ir, ahora, hacia la propia tolerancia de tu frustración, comprometiéndote a abandonar tu insistencia en cambiar a tu pareja. Es decir, a partir de este momento, nada de reprender, nada de malas caras y gestos descalificativos y nada de silencios agónicos o respuestas impulsivas… Se trata de darte una tregua contigo mismo o misma (prueba a hacerlo durante una semana) . No hace falta que se lo cuentes a tu pareja, esto lo haces sólo por ti y no por ella. Si lo haces es porque esta vez, estás probando una estrategia diferente, lo haces por ti, repito, porque estás cansada o cansado de intentar siempre lo mismo con los mismos resultados.

  • Gestionar la decepción:

Esta emoción es punzante, viene acompañada de una baja energía y un fuerte impulso de tirar la toalla. Sin embargo te propongo tres respuestas más funcionales:

  1. Validar y respetar tu decepción: porque es razonable estar disgustada/o cuando no obtienes lo que quieres.
  2. Aliviar tu dolor: trátate bien, con cariño y respeto, … imagínate a alguien, al que quieres, y que está triste o disgustada/o… ¿qué harías?
  3. Actívate: involúcrate en actividades físicas, sociales, ocio, intelectuales…. y sobre todo, hazlo aunque no tengas ganas. Verás pronto los resultados que consigues actuando desde fuera hacia dentro: activándote para sentirte bien en vez de esperar a sentirte bien para activarte. Simplemente comprométete con tu vida y esto incluye también disfrutar de tales actividades con tu pareja.
  • Soltar el enfado innecesario:

Porque reaccionar desde el enfado es continuar en el mismo lugar sin conseguir ningún cambio, … salvo empeorar la situación y tu propio malestar emocional y físico (ansiedad, miedo, estado de ánimo bajo, desesperación, culpabilidad, decepción…). Abandona, esta vez,  los juicios que alimentan ese enfado (quejas, exigencias, críticas…). No estoy diciendo que seas un o una sumisa/o sino más bien que seas más honesto/a contigo mismo/a para expresar tu emoción genuina y no reaccionar desde el enfado y/o la explosión emocional.

Sorprendéntemente, si realizas estos pasos, como una alternativa distinta con tu pareja y teniendo siempre de base el acercamiento hacia ella, desde el amor y el respeto, te darás cuenta de que dejas de enfocarte en intentar cambiarla por un tiempo con la consecuencia positiva de que el «baile habitual entre los/las dos» empieza a transformarse, y probablemente, ya has logrado un gran paso: cambiar lo que se había convertido en un mal hábito y costumbre para ti.

Quizá, a partir de ahora, pongas el foco en lo que te une a tu pareja y puedas expresar con precisión y honestidad en vez de hacerlo desde la agitación emocional y el enfado.

Probablemente, cuanto más interés muestres por tu pareja y más atención le prestes, más presente estará y más interés pondrá en ti. Habrá menos discusiones y mucha más cercanía…. que en definitiva es lo que una pareja sana desea.

Esta vez, has revertido con eficacia un hábito. Seguro que ahora tienes muchos más beneficios que costes y desde luego vale la pena intentarlo.

Psicología y Bienestar en la pareja

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